A veces, el primer ataque contra la ignorancia es hacer una pregunta. El sida planteó muchas interrogantes, pero a muchas personas les daba miedo expresarlas por temor al estigma social vinculado a conductas de riesgo que al comienzo se asociaron con el sida. Por ello, muchas campañas de conciencia pública proporcionaban información, la cual exhortaba a los lectores a hablar e iniciar el debate.
Ya que la nueva enfermedad afectaba a cientos de miles de personas cada año, hubo (y aún hay) mucho que aprender para mantenerse a salvo, ser compasivo, actuar y hacer progresos. Este anuncio tan simple visualmente hacía énfasis en que todo empeño por aprender era un paso en la dirección correcta.