Los consumidores de drogas se enfrentaron a un potente estigma como grupo que voluntariamente incurría en conductas consideradas peligrosas y mortales. Al llamar a estos grupos por sus nombres peyorativos, “drogadictos”, este cartel preventivo era honesto sobre lo que mantenía sana a las personas. Limitar el consumo de drogas hubiera sido imposible, pero el hecho de no compartir agujas, representado aquí por la “I” roja de sida, tendría un enorme efecto para reducir los daños.